Entornos de proximidad. Corografía

Concepto

La cultura escrita clásica se vincula ineludiblemente a un entorno, esto es, a un medio donde se dan estos componentes que definen los Nuevos Entornos de Lectura (NEL). Por eso, la alfabetización debe articularse siempre en entornos situados, en entornos de proximidad, de ahí que la cultura escrita y la cultura local sean conceptos que deben superponerse. Según la Unesco, lo importante es coordinar actuaciones organizadas en torno a un área geográfica determinada o a una comunidad local, conforme a su propia singularidad (genius loci) y a sus propias tradiciones letradas, ya que en cada comunidad hay costumbres y factores diferenciadores.

La palabra corografía viene de kora, que es una noción antigua de lugar, distinta al topos. Kora es el lugar de experiencia, el barrio o la aldea, a diferencia del topos. Por tanto, la zona por acotar no es una división administrativa, sino una «unidad de convivencia y de experiencia» entre ciudadanos, por lo que su delimitación es flexible. Así se la equipara en términos urbanísticos a una zona de influencia para delimitar un área y su entorno (por ejemplo, se describe Badajoz como «mesópolis transfronteriza» por su proyección hacia Portugal).

La corografía no tiene un enfoque nomotético, no trata de establecer o explicar leyes, sino más bien comprender o mejor comprehender un territorio, en el sentido etimológico de abarcarlo, interpretarlo, de ahí el carácter expositivo-argumentativo que tienen las descripciones corográficas clásicas, como las de Estrabón, y el carácter idiográfico que parecen tener, pues se trata de describir un hecho único y singular.

 

Análisis

Uno de los estereotipos es precisamente que la alfabetización o la animación comunitaria aplicadas en contextos locales se conciban como una reproducción en pequeño de lo que se hace a escalas más amplias o como aplicación de métodos o recetas universalmente válidos: sabemos que no existen tales atajos para los programas de intervención, sino que, a lo sumo, deben funcionar como buenas prácticas de referencia y apropiarse de estas dentro de un contexto de colaboración horizontal entre agentes e instituciones locales, es decir, dentro de un funcionamiento más rizomático que unilineal.Subyace a esta idea un pensamiento directivo, se programa de arriba abajo y se enuncian programas desde un nivel general que deben ser luego implementados localmente, tal como vemos en los diseños culturales de muchas instituciones, o simplemente se importa una práctica que «ya ha funcionado en otros sitios», como «La noche en blanco».

Otro error de este planteamiento es suponer que los eventos letrados significativos solo pueden darse en los enclaves de alfabetización instituidos (bibliotecas, centros culturales o educativos, etc.) y también que deben gravitar en torno a grandes instalaciones, cuando las experiencias de desarrollo comunitario dan prueba de la diversidad y riqueza de experiencias en todos los ámbitos, tanto formales como no formales, de cualquier enclave.

 

Implicaciones

De la cultura universal al genius loci

La cultura letrada se ha ido construyendo en ámbitos convivenciales muy determinados, por ejemplo, la localidad o su área comarcal, y ello ha determinado distintas tradiciones letradas dentro de una misma región o país. El denominador común es entender el potencial que tiene la cultura escrita para el desarrollo, de ahí que todos los estudios insisten en el valor estratégico de la educación.

La Unesco recomienda una «mirada no fraccionada» o por enclaves o «islotes» de alfabetización –como es al fin y al cabo la escuela–, sino más bien sistémica, que sea capaz de hacer descripciones de conjunto en relación con las características de los individuos, del hogar y de la comunidad, a fin de identificar los factores críticos y las medidas necesarias para promover la alfabetización de forma eficaz y participativa.

Además de la familia, la escuela y el lugar de trabajo, muchas otras instituciones juegan un papel fundamental en el desarrollo de la alfabetización. Las bibliotecas, si están adecuadamente pensadas y manejadas, pueden convertirse en centros potentes de aprendizaje capaces de complementar y ampliar lo que aprenden los alumnos en el sistema escolar, y proveer oportunidades de lectura y aprendizaje permanente a jóvenes y adultos que están fuera del sistema escolar. Una gran variedad de bibliotecas –escolares, comunitarias, móviles, en el lugar de trabajo, públicas o privadas– pueden atender las necesidades específicas de lectura de una gran variedad de lectores, pasando a constituir verdaderos centros culturales con potencial para promover el desarrollo comunitario y local. Además de integrar todos estos agentes y comunidades alfabetizadoras, hace falta conciliar los contenidos, de forma que se elaboren síntesis que atiendan tanto a lo más universal de la cultura oral, escrita, audiovisual o digital como al patrimonio local, en particular los intangibles, como la tradición oral, que además confiere identidad a los ciudadanos de ese entorno.

 

Aunar todos los recursos

Otros centros y recursos culturales –tales como centros comunitarios, parques, museos, zoológicos, circos, cines, teatros de títeres, clubes, canchas deportivas, etc.– también constituyen aliados claves para las tareas de la educación y de la alfabetización específicamente. Los medios masivos de comunicación juegan un papel importante en desarrollar la conciencia, el aprecio y el uso de la alfabetización. Periódicos regulares, así como especialmente diseñados, son útiles para asegurar hábitos cotidianos de lectura. En el lugar de trabajo, periódicos y boletines pueden asimismo apoyar el desarrollo de la alfabetización. El potencial de la radio, la televisión y el vídeo no ha sido cabalmente aprovechado para los fines de la alfabetización y de la educación en general. Hay experiencias en las que se ha invitado a celebridades a leer literatura clásica en la radio, o a hacer de telemaestros a través de la televisión, mientras los estudiantes siguen la transmisión radial o la clase televisada con material impreso de apoyo. Asimismo, la práctica de la lectura puede ser promovida en la televisión usando subtitulado en la misma lengua, de modo que niños, jóvenes y adultos puedan al mismo tiempo escuchar y seguir con la lectura. Por ejemplo, los centros educativos y culturales en general organizan eventos letrados, prácticas visibles, pero la participación en estos actos es a menudo baja. En cambio, otros muchos escenarios comunicativos, como la calle misma, el quiosco, el centro comercial, etc., pueden albergar actividades alfabetizadoras, aunque no se reconozcan como tales ni se asocien de inmediato con la lectura y la escritura.

La diseminación de estas prácticas y el «nomadismo» de las mismas es un rasgo de la cultura actual, igual que lo es la fragmentación de las audiencias y la creación de expresiones (escritura privada) de toda índole, al margen de los circuitos bendecidos, en especial gracias a la Red. De hecho, la declaración de la Unesco apoya claramente este principio como forma de abordar la alfabetización: diseminar la información y el conocimiento disponibles en torno a ella, que deben ser ampliamente difundidos y llegar en primer lugar a las instituciones y programas de formación docente. Al mismo tiempo, es indispensable contar con nuevo conocimiento relevante y producido localmente, a fin de poner en marcha políticas y programas adecuados, específicos y sensibles a las particularidades de cada contexto.

 

 

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Fecha de ultima modificación: 2014-02-07